sábado, 9 de febrero de 2013

Tarde de estudio

Una mosca sobreviviente del verano revolotea a mi alrededor, éstas son más molestas, pero más fáciles de aniquilar.
Me levanto, cojo el matamoscas del cajón; está quieta sobre la pared, pero no es el momento.
Espero. Ella sabe que la observan. Mueve un poco las patas. Decido golpear. Plaf.
Bye, bye, fly.
Anda, un pareado en inglés. De lo cual, por cierto, tengo examen mañana. Inglés de primaria, ni me lo leo.
Mejor me pinto las uñas; hoy me apetece llevar algo rojo; quizá me pinte la bandera de Estados Unidos. Total, son las cinco y media.
Pintarme las uñas me lleva una media hora. Hacer rayitas no se me da muy bien, y ya de los puntito (porque intentar hacer cincuenta estrellas sería un suicidio) ya ni hablamos. Pero bueno, tienen su pase.
Son las seis, y aún tengo que estudiar. ¿Qué más hay? Examen de tres temas de historia, y unos ejercicios de matemáticas.
Mejor voy al ordenador un rato, sólo un rato.
Como siempre, ese sólo un rato se convirtió en media tarde. Son las ocho y media, y todavía no he estudiado ni una página para mañana.
Creo que mejor voy a salir un rato, a que me de el aire; así quizás piense con más claridad. E iré al bar a tomar un café con éstos, y a fumarme un alegría, ya que me espera una noche muy, muy larga; unas 30 páginas, más o menos.

Aleera Jezhebel
Publicado el 12 de noviembre de 2010

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