sábado, 9 de febrero de 2013

Alejandrino

Dadme las verdades del profundo pensamiento;
dejad que la mente os lleve a mi más sincero ego,
dejad que la luna se torne a color bermejo.
Dadme vuestros besos prisioneros del recuerdo.

Dadme vuestras razones para callar al viento,
dejad que yo escuche y aprendamos del silencio;
dejad que éste hable, el más sabio de nuestros maestros.
Dadme las sonrisas, los abrazos de despecho.

Dadme aquellas promesas que han surcado los tiempos,
dejad que mi alma juzgue si acaso fue por celos,
dejad que ella anuncie si fue inercia o desenfreno.
Dadme al taciturno mendigo del frío enero.

Dadme a los mártines de la gloria y el deseo,
dejad que mis mil fantasías jueguen con ellos,
dejad que transforme su historia en vuestro desvelo.
Dadme las lágrimas engendradas de secretos.

Dadme agonías que relatar sobre mis versos,
dejad que ellas fluyan entre mis inquietos dedos,
dejad que nazcan del nacimiento de mis miedos.
Dadme palabras: juro cambiar el mundo entero.

Aleera Jezhebel
Publicado el 18 de septiembre de 2010

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