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sábado, 28 de diciembre de 2013
jueves, 5 de diciembre de 2013
martes, 26 de noviembre de 2013
Madrid
El primer poema
que quería escribir
sobre Madrid
era sobre
los amores de estación.
Los que
circulan
en el Circular,
que suben
en Moncloa
y se pierden
en Ciudad Universitaria
o siguen
hasta Metropolitano;
Los que
en el quinto día
de la semana
tienen
juernes latente
en las ojeras
que abarcan
sus cuencas.
Los que
se esconden
con cascos
más grandes
que sus orejas
y una canción
que me agrada
audible
al otro lado del vagón.
Quería escribir
sobre manifas
y asambleas,
antidisturbios
y lecheras,
la destreza
de esquivar
pelotas de goma
y los cien metros lisos
del 24 de octubre.
Quería escribir
novedad
y adaptación,
y todo esto
lo he descrito
cuando ha pasado
el Cercanías por tu barrio,
al oeste del Manzanares,
y he descarrilado
en la fantasía
de tenerte
conmigo
en el vagón,
camino a la capital,
leyendo juntos
filosofía,
escribiendo juntos
poesía,
planeando
viernes noche,
Malasaña
domingo,
la Gran Vía.
Ya no puedo escribir
lo que quería
porque
esta ciudad
ya no es novedad,
ni adaptación,
es la misma
rutina,
con distinto
paisaje.
Tengo más
parques,
y más
grandes,
con menos
olivos.
Cojo más
trenes,
menos
buses.
Veo más
gente,
menos
personas.
que quería escribir
sobre Madrid
era sobre
los amores de estación.
Los que
circulan
en el Circular,
que suben
en Moncloa
y se pierden
en Ciudad Universitaria
o siguen
hasta Metropolitano;
Los que
en el quinto día
de la semana
tienen
juernes latente
en las ojeras
que abarcan
sus cuencas.
Los que
se esconden
con cascos
más grandes
que sus orejas
y una canción
que me agrada
audible
al otro lado del vagón.
Quería escribir
sobre manifas
y asambleas,
antidisturbios
y lecheras,
la destreza
de esquivar
pelotas de goma
y los cien metros lisos
del 24 de octubre.
Quería escribir
novedad
y adaptación,
y todo esto
lo he descrito
cuando ha pasado
el Cercanías por tu barrio,
al oeste del Manzanares,
y he descarrilado
en la fantasía
de tenerte
conmigo
en el vagón,
camino a la capital,
leyendo juntos
filosofía,
escribiendo juntos
poesía,
planeando
viernes noche,
Malasaña
domingo,
la Gran Vía.
Ya no puedo escribir
lo que quería
porque
esta ciudad
ya no es novedad,
ni adaptación,
es la misma
rutina,
con distinto
paisaje.
Tengo más
parques,
y más
grandes,
con menos
olivos.
Cojo más
trenes,
menos
buses.
Veo más
gente,
menos
personas.
Y ya no puedo escribir sobre Madrid
porque Madrid sin ti es una oficina,
oficina
donde
el tiempo
corre
contra < el < reloj,
que > no > contrarreloj,
sino.
todo.
lo.
contrario.
oficina
donde
el tiempo
corre
contra < el < reloj,
que > no > contrarreloj,
sino.
todo.
lo.
contrario.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Publicación de El Eterno Retorno
Tengo el placer de presentaros mi primer libro: EL ETERNO RETORNO, una antología de 196 páginas con los poemas, relatos y primeros escritos de Aleera Jezhebel, compuestos entre los quince y los dieciocho años. Fue publicado gracias a la editorial Bubok Publishing S.L el 3 de septiembre de 2013.
La mayoría de su contenido está o ha sido colgado aquí, en Sabiendo, sintiendo y experimentando, aunque hay algunos poemas y fragmentos que fueron retirados muy pronto y otros tantos inéditos, encontrados en diarios, servilletas, tickets de compra y sitios aún más insospechados.
Como dije, fue publicado por Bubok, y está disponible en la librería de su página web, AQUÍ el enlace directo de compra para obtenerlo en formato físico por 9,94€ o gratuitamente en formato digital.
Si tenéis pensado autopublicar en esta editorial (completamente gratuita y fiable), agradecería que os registrarais desde esta dirección, porque por cada persona que publique yo recibiré 10€ de descuento en próximas compras.
Si os gusta, compartidlo por Facebook, Twitter, Tuenti,... hasta Hi5 o MySpace si os va el rollo vintage.
También, si gustáis, seguidme en Twitter, @poesofia y dejadme vuestros comentarios aquí o allí.
martes, 12 de noviembre de 2013
El arte de la fuga [Fragmento II]
Ahora me viene a la memoria, como el golpe seco de una brusca ola o el latigazo de un subidón de anfetaminas, una conversación de café de las primeras semanas posteriores a nuestro encuentro en la National Gallery de Londres, cuando ella deseaba conocerme interiormente y yo sólo pensaba en la manera de conocer el interior de su deseo.
«-Necesito que se avalen mis fantasías -Me decía avalando la suya propia fumando un cigarro con una larga onda de cabello rojo semiocultando su rostro y su pecho-. Quiero decir, la oratoria, la elegancia y el misterio de una persona no vale nada si sólo parece una imagen. De mi partenaire necesito que sea una imagen; quiero una fachada auténtica, no una simple sombra. Quiero mármol, no ladrillo recubierto de estuco. ¿Entiendes?»
El arte de la fuga, fragmento.
Aleera Jezhebel, 2014
Aleera Jezhebel, 2014
El arte de la fuga [Fragmento I]
Nuestra relación terminó por convertirnos en fantasmas recorriendo Europa. Yo leía a Baudelaire y ella estudiaba la Historia, yo me refugiaba en La pipa y ella en la civilización sumeria; y ambos nos fascinábamos por el alcohol en ambos campos.
Séfora se creía una especie de Marilyn renacida y esperaba de mí un Joe DiMaggio que la regalase rosas de ocasión en ocasión, cuando más bien era ciertamente un Henry Miller a la británica sin tantos huevos. Como Miller, me encontraba hipnotizado por sus caderas, pero su falta de perspicacia, realismo y madurez solían sonrojarme en las reuniones de brunch con los amigos.
Como Marilyn, supongo, Séfora sentía fascinación por la inteligencia que veía en otros y que en ella no terminaba de brillar. En numerosas ocasiones sentí celos de algunos amigos cuya elocuencia la deslumbraba y dejaba ensimismada por días. Yo sabía que fantaseaba con acostarse con ellos, más bien con su don de palabras, y que se preguntaba si tendrían la misma habilidad en el uso de ambas lenguas. [...]
El arte de la fuga, fragmento.
Aleera Jezhebel, 2014.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Viví una vida de poeta...
Viví una vida de poeta
antes de alumbrar poesía.
Ya el café no humea,
no se acompaña la taza
con un peta,
ni con cuatrolas
ni copas de licor de mora.
Una se adapta a las situaciones;
por éso ya no hay coca ni anfetas
para salir de fiesta,
por éso el único cristal
que roza mi lengua
es el del vaso.
Lo hice todo del revés,
y
joder
que si valió la pena..
antes de alumbrar poesía.
Ya el café no humea,
no se acompaña la taza
con un peta,
ni con cuatrolas
ni copas de licor de mora.
Una se adapta a las situaciones;
por éso ya no hay coca ni anfetas
para salir de fiesta,
por éso el único cristal
que roza mi lengua
es el del vaso.
Lo hice todo del revés,
y
joder
que si valió la pena..
lunes, 2 de septiembre de 2013
I still love him - Aleera Jezhebel/Lana del Rey
Y recuerdo cuando le conocí, estaba tan claro que sería el único para mí... Ambos lo supimos, de inmediato. Y según pasaron los años, las cosas se complicaron, nos enfrentamos a más desafíos. Le rogué que se quedara... tratando de recordar lo que tuvimos al principio. Él era carismático, magnético, eléctrico, y todo el mundo lo sabía. Cuando aparecía, la cabeza de todo el mundo se giraba, todos se levantaban para hablar con él. Él era como este híbrido, esta mezcla de hombre que no podría contenerse a sí mismo. Siempre tuve la sensación de que se debatía entre ser buena persona y perder todas las oportunidades que la vida podría ofrecer a un hombre tan magnífico como él. Y en ese sentido le comprendí, y le amé. Le amé. Le amé. Le amé. Y aún le amo.
Escrito: Se debate su autoría entre Jacqueline Kennedy y Lana del Rey.
Música: Fading memories - FairVienna, http://www.purevolume.com/FairVienna
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel, http://mochueladespierta.blogspot.com
domingo, 1 de septiembre de 2013
Nos place la deriva - Aleera Jezhebel/Silvia Orión
Entre abrazos te dices: "uy, qué va, o bueno, puede que sí", y al día siguiente a la distancia le soplas: "me salen chichones de pensarte, amor, cómo dueles, y eso que pienso que no te quiero, y eso que esta vez sí que miraba por donde iba pisando".
Porque el "se mira pero no se toca" equivale al "se siente pero no se entiende", y en cuanto a la tentación y los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia, de cuando yo na más que he sido eso, sentimiento.
Desarraigarse. Mandarlo todo, maldita sea, por una vez, al infierno. Ser uno mismo a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento, porque la vida sin peligro es como el mundo sin John Lennon. Casi humo.
Aquí me tienes, haciendo un cameo en tu vida. Soy sólo el delirio en ayunas de nuestras intenciones, sólo eso. Soy sólo reacción, estoy aquí de rebote, de mayor quiero ser instinto. Aquí me tienes, con mi idilio de garrafón convertido en gas lacrimógeno. Idílicamente tú, idílicamente yo. Dime si el delirio no es una inmortalidad más a la que aferrarse, con todos los cruces que quieras, si piensas pagar con intereses tus deudas, tus deudas tuyas.
En el fondo mentimos como cosacos, diciendo que en vez de evitar hundirnos, nos place la deriva, y que va en serio eso de que estamos loca y alegremente confundidos, y tenemos poquito más que inseguridad, pero, en fin, cada uno con su pedo.
Antes de ponernos a hablar como si leyésemos todos los días los periódicos, he de leer en tus cicatrices qué ha habido cuando no sabías en qué día vivías, ni qué mundo era éste de amenazas legales especializadas en alas, y tú como si nada.
Dime cómo de absurdo es preferir el amor a primera vista a torpes, torpes, intentos de soledad chamuscada. La conclusión. La epifanía.
He aprendido a trompicones un montón de tonterías, y a pescozones a besarte llorando que no estoy de sobredosis, he jugado a destroquelar tus opiniones invirtiendo su cromancia, y a electrocutarte el peinado y a limarte arañazos. He jugado a jugar contigo y me has ganado, y ha habido veces en las que no estaba jugando pero jugaba a que no te dieses cuenta.
He subido a lo más alto sólo porque luego la ostia iba a ser mayor, he dejado a gente estupenda por el camino y me empacha de indiferencia su recuerdo, me he mojado cuando hizo falta mojarse. Y ya ni eso, he renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar
Ser o no buena gente, así, tan buenagentemente dicho, puede, en fin, qué sé yo, pero puede que sea saber que te quieren, y sentir que te lo mereces.
Escrito (adaptado): Silvia Orión en http://silvi-orion.blogspot.com.es/
Música: I miss you -- FairVienna, http://www.purevolume.com/FairVienna
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel
http://sabiendosintiendoyexperimentando.blogspot.com
http://mochueladespierta.blogspot.com
domingo, 21 de abril de 2013
Amor tóxico - Aleera Jezhebel/Simpulso
Bebimos demasiado. El uno del otro, quiero decir. Ella llegó a conocer seis de mis vidas. Yo estuve a un sorbo de regalarle la séptima. Nos conocimos en mi tercera o cuarta reencarnación. Al principio sólo era sexo, pero del rico. Todos los jueves. Y algún domingo. Desglosamos el uno al otro la palabra comprometer y compramos y metimos cada vez con más frecuencia. Algo así como un contrato oral con carácter retroactivo, o retroadictivo, o retroatractivo, o como quieras lamerlo.
Pasó un tiempo y sin querer su cama se transformó en consulta y su vientre en diván. Sexo, porrete compartido y psicoanálisis. Su vida era un tango de Gardel. La mía un cubo Rubick en manos de un daltónico. Estuvimos años alternando sexo y confesiones, inventándonos posturas cada vez más freudianas. Y en una de esas posturas, se nos coló el amor. Un amor peligroso. Un amor corrosivo. Uno de esos amores que alimentan y envenenan a la vez.
Me alejé de ella diez o quince veces. Busqué sustitutas, heroínas, pero sólo encontré metadona. Y siempre regresaba cabizbajo, cual niño manchado de barro a las faldas de mamá, cual Erasmus sin blanca, y ella siempre me acogía en su cíclico diván. Porque su amor era a prueba de balas y yo bomba química bactero(i)lógica. Y claro, ella se acabó contagiando, y enfermó, y al final se hizo la muerta. Y yo acudí borracho al entierro de lo nuestro. Y a su tumba de mentira se llevó un pendrive con mis secretos. Y sus virus adjuntos.
Y yo ahora vuelvo a estar solo y ella vuelve a estar sola y no quiero volver a saber nada más de mí. Porque en el fondo sólo soy el rabo mutilado de esa lagarta. Me sigo moviendo, sí. Pero me falta el cuerpo. Y a su cuerpo le acabará creciendo un nuevo rabo. Y yo seré siempre el mismo rabo sin cuerpo.
Escrito: @simpulso en Ni libre ni ocupado
Música: Wonderwall - Oasis (Versión jazz de The Colltrane Quartet)
Voz en off e imagen: Aleera Jezhebel
martes, 12 de marzo de 2013
El Eterno Retorno XII
¡Qué huevos tienen los pájaros
que echan a volar cuando el día llora!
¡Cómo lloran los días en el balcón
cuando mis ganas, y todo, va mal!
La ciudad, el futuro, la sociedad,
todo está triste,
y gime el cielo en su lugar.
Que un pájaro vuele cuando llora,
no animará a los demás a arriesgar.
Que un pájaro se corra y se empape,
no obligará a los demás a disfrutar.
que echan a volar cuando el día llora!
¡Cómo lloran los días en el balcón
cuando mis ganas, y todo, va mal!
La ciudad, el futuro, la sociedad,
todo está triste,
y gime el cielo en su lugar.
Que un pájaro vuele cuando llora,
no animará a los demás a arriesgar.
Que un pájaro se corra y se empape,
no obligará a los demás a disfrutar.
Escrito el 05 de marzo de 2013
Aleera Jezhebel
domingo, 3 de marzo de 2013
El Eterno Retorno IX
Termino la copa,
de un trago,
como la vida,
que da todo de una
y no deja nada
del mismo modo.
Hoy aprovecho
que me regala un chupito
empino el codo
brindando por los días
sin fecha
que se datan
como inolvidables,
aunque no lo sean.
Y no ahogo las penas,
amplifico el júbilo.
de un trago,
como la vida,
que da todo de una
y no deja nada
del mismo modo.
Hoy aprovecho
que me regala un chupito
empino el codo
brindando por los días
sin fecha
que se datan
como inolvidables,
aunque no lo sean.
Y no ahogo las penas,
amplifico el júbilo.
sábado, 2 de marzo de 2013
El Eterno Retorno VIII
A veces no necesito respirar
o me falta el aliento.
A veces me siento sediento
y ni el tinto termina por saciar.
¡Ya da igual!
Ahora enloquezco y me sacio.
¡ya verás!
No tengo tiempo pa'l barrio
o los estudios pueden esperar.
Desenfreno, me enveneno,
o no lo quiero ni mirar.
¡Sí! ¡Ya da igual!
Me muero por tocarte de nuevo
¡Sí! ¡Ya verás!
Prometo mejorar los demás.
Lo siento, no te di
lo que buscabas, ah...
Pero fue mi desliz,
lo sabía y accedí.
Pero éso..
¡Ya da igual!
o me falta el aliento.
A veces me siento sediento
y ni el tinto termina por saciar.
¡Ya da igual!
Ahora enloquezco y me sacio.
¡ya verás!
No tengo tiempo pa'l barrio
o los estudios pueden esperar.
Desenfreno, me enveneno,
o no lo quiero ni mirar.
¡Sí! ¡Ya da igual!
Me muero por tocarte de nuevo
¡Sí! ¡Ya verás!
Prometo mejorar los demás.
Lo siento, no te di
lo que buscabas, ah...
Pero fue mi desliz,
lo sabía y accedí.
Pero éso..
¡Ya da igual!
Aleera Jezhebel
sábado, 23 de febrero de 2013
El Eterno Retorno VII
Me enciendo y me apago,
la pantalla se queda en blanco.
¿Se ha quedado obsoleto mi sistema?
¿Alguna vez fue novedad?
El polvo se acumula en las rejillas,
me abandonan en la esquina,
después en el desván.
El trastero es mi lugar,
donde van las cosas rotas
que a uno le apena tirar.
Preferiría el vertedero,
con el resto de mi clase formal,
aquí yazco con objetos de recuerdo,
productos de clase estacional
y otras bagatelas
que uno se niega a abandonar.
la pantalla se queda en blanco.
¿Se ha quedado obsoleto mi sistema?
¿Alguna vez fue novedad?
El polvo se acumula en las rejillas,
me abandonan en la esquina,
después en el desván.
El trastero es mi lugar,
donde van las cosas rotas
que a uno le apena tirar.
Preferiría el vertedero,
con el resto de mi clase formal,
aquí yazco con objetos de recuerdo,
productos de clase estacional
y otras bagatelas
que uno se niega a abandonar.
Aleera Jezhebel
jueves, 7 de febrero de 2013
El Eterno Retorno VI
Me aterrorizan las entradas de las cuevas,
las únicas salidas
y el camino estrecho.
Me supera la continuidad de la línea recta,
la profunda oscuridad,
el vacío en el pecho.
Me veo en la incansable furia del viento y el mar,
trato de gritar,
pero imagino (sentir) la calma de la oscuridad y el silencio
y grito, y lloro, y no muero
porque entonces no podría ver,
ni gritar, ni sentir, ni escuchar.
La eterna nada nos aguarda,
sin percibir lo atroz
del silencio y la ceguera.
Creyéndonos felices
sin ver ni oír.
las únicas salidas
y el camino estrecho.
Me supera la continuidad de la línea recta,
la profunda oscuridad,
el vacío en el pecho.
Me veo en la incansable furia del viento y el mar,
trato de gritar,
pero imagino (sentir) la calma de la oscuridad y el silencio
y grito, y lloro, y no muero
porque entonces no podría ver,
ni gritar, ni sentir, ni escuchar.
La eterna nada nos aguarda,
sin percibir lo atroz
del silencio y la ceguera.
Creyéndonos felices
sin ver ni oír.
Escrito el miércoles 6 de febrero de 2013.
Aleera Jezhebel
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