Recorrerte, como a Europa, y deambular por los recovecos de cada cadena montañosa, y en cada río desnudarme, y cuando llegue al corazón de tus ciudades tomar un momento para detenerme y sentir la ebullición de las vidas que albergas.
Recorrerte, como a Europa, desde el Mulhacén hasta los Urales, atravesar unos Pirineos que transformen este arte mudéjar en gótico, aprender catalán en el camino por tu lengua, y no saber qué hacer cuando me encuentre en el entrecruce de fronteras que resulta ser tu vientre alpino.
Recorrerte, como a Europa, como si las cuencas de tus ojos tristes fueran los Países Bajos y tus legañas los tulipanes de sus provincias.
Escrito en julio de 2015
Incompleto
(algún día será terminado,
cuando el viaje acabe).
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